¡¡POBRES!!

Conectarse a Internet cuesta 20 euros al mes. Sin embargo, muchos padres españoles, se niegan a pagar esta cantidad de dinero. No es que sean rácanos, se preocupan por la formación de sus hijos. ¡Pobres niños! No podrán esforzarse en su abnegada tarea de CTRL+C, CTRL+V. Para los que se quedaron en la máquina de escribir, esta fórmula casi aritmética es la que utilizan nuestros jóvenes para copiar en sus trabajos académicos. A tal grado llega el descaro y la osadía de los trabajadores del mañana que ni se preocupan en borrar las huellas del delito. Más de un profesor se ha encontrado un nombre distinto al del alumno responsable del trabajo.
Internet no es sólo un quebradero de cabeza para los padres sino también para los profesores. Teniendo en cuenta que muchos de ellos no saben ni dónde se encuentra la letra de encendido del ordenador, dificilmente podrán impartir esas clases interactivas con las que tanto se les llena la boca a los políticos ¡Pobres profesores! Ya les costaba trabajo controlar que los niños no se tiraran bolas de papel, como para ahora tener que preocuparse de que sus pupilos no naveguen entre dos rombos.
Como sigamos así, tendremos las consultas del psiquiatra plagadas de pobres profesores frustados, padres desbordados por la situación y pequeños ramplones sin aspiración ninguna.