martes, 12 de enero de 2010

EL DEPORTE MUEVE FRONTERAS

Lo que no consiga el deporte en esta sociedad es difícil imaginarlo. El deporte puede unir culturas sin importar religión, colores, razas, pensamiento político. Es tan grande su poder que una de las mejores opciones con la que contamos cuando queremos luchar contra alguna injusticia, ejemplo: hambre en el mundo, recursos para los más pequeños de la casa, en países tercer mundistas entre otros, es organizar un evento deportivo y si nuestras estrellas a nivel mundial participan, la repercusión mediática será espectacular. Nadie querría perderse un partido de fútbol benéfico entre los amigos de Zidane y los amigos de Ronaldo.
Pues bien, una vez más me quito el sombrero ante este concepto tan universal “DEPORTE”. En este querido país, España, tenemos unas cuantas espinitas y una de ellas se llama País Vasco. No digo lo de espinita porque sea un lugar al que desterrar de nuestra cultura, porque nada más lejos de mi intención, sino basándome en el empeño de algunos, de independizar esta región del resto del país. Y la verdad para qué otro pequeño Andorra.
El Parlamento Vasco junto con la aprobación de la comisión por parte de los partidos PSE-EE, PP y UPyD y aún con la oposición de PNV y Aralar ha pedido a la Federación Española de Fútbol que cuenten con Euskadi, como destino en el próximo calendario de partidos de la selección española. Pero no sólo queda aquí, sino que quieren que las categorías inferiores de la roja y también la sección femenina vuelvan a verse en los campos de fútbol vascos. Además esperan que la Vuelta ciclista tenga salida o entrada en estas tierras, en alguna de sus etapas.
Un hecho que llena de esperanza a la victoria de la democracia y que se deje de lado el debate que siempre hay sobre la mesa: dejar o no que las regiones que lo deseen consigan su independencia, pero con todos los riesgos que esto conllevaría.
Desde 1967 en el caso del balompié (selección española) y 1979 el ciclismo no ha tenido el deporte un movimiento así. Fue la última vez que los habitantes vascos pudieron disfrutar de éstos en su comunidad. Aunque como ya dije, que unos pocos quieran desligarse de la nación española, no quiere decir que muchos otros vascos no merezcan tener los mismos privilegios que el resto de habitantes de la península e islas. Poder disfrutar de un buen domingo en San Mamés sin que el Athletic Club de Bilbao esté en el césped, sino acompañando a su afición en la grada, para ver un partido de la roja.
Sería un hito histórico poder escuchar un cántico como “Yo soy español, español, español” por parte de la hinchada o simplemente tatarear el himno español por parte del vasco más vasco de todos con chapela en la cabeza. Una mezcla única.
El primer partido que tenga lugar aquí pasará a formar parte de la historia que vamos escribiendo día a día. Abajo las fronteras y el aislamiento ideológico.

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